HOY

  


 

  Me apresuro en llegar al coche y ponerme en marcha, llegar al portátil antes de que baje el alcohol en sangre. La música también sube al coche conmigo, me embriaga, mueve el cuerpo mientras la atención permanece alerta, prudente, delante....un coche lento parece retrasar mi encuentro con este escribir, le pitaría, no lo hago...pronto doy gracias de no haberlo hecho. Mis vecinos lentamente entran en el garaje, al ritmo que marcan yo también aterrizo en “casa”.

    Vengo de comer sola en Santa Cruz, ciertamente no comí sola. ¿Qué son los camareros??...ángeles que te dan su cercanía. Al llegar al restaurante todo me acompaña:

  • Una pareja de viejitos que diariamente acuden al lugar, se acompañan, sin saberlo, también me acompañan a mi.

  • El mal tiempo hace que el lugar esté más vacío de lo habitual, más tranquilo y acogedor, el mal tiempo me acompaña. Por la ventana la lluvia y el agua turbia del Mar....¿por qué estás turbia me pregunto??...”como no estarlo” me responde el Mar....

  • Llega el momento crucial, algo hay que pedir. Lo que quiero no lo hay, el Cielo dibuja entonces algo nuevo que es absolutamente viejo....¡berberechos!! de primero berberechos. Los olfateo, cierro los ojos, y ahí estoy, bien pequeña recorriendo la playa y quien sabe porque o sin razón alguna, buscando berberechos que abría y comía crudos....misterios de mi niñez acuden a esta comida. Después de los berberechos el Mar sigue y llegan los calamares....el Mar revuelto y sus cosechas fueron mi sostén.

  • El vino. Godello. Una copa no...dos, una por mi, otra por quien no está. La siento deslizar por la garganta y dejándome llevar imagino trasladar ese vino a otro paladar, a otro ser, al amigo que nunca estará y siempre está. Misterios de niñez y misterios de 2016 se unen en esta maravillosa comida....

    No sabemos nada de la Vida, a ciegas tratamos de entender y no lo conseguimos. ¿Por qué??me pregunto ¿por qué??...cada vez que el vacío se cierne sobre mi pienso en personas, busco estar acompañada, no hay respuesta al otro lado, solo circunstancias que hacen que seres queridos no puedan estar, lo lamentan pero no pueden. En ese momento la sinceridad brutal se apodera de Eva y me interroga “¿realmente querías estar con esas personas??”. La respuesta sincera es NO. La sinceridad brutal continúa, implacable, “¿con quien querrías estar??”.....La respuesta es “con mi amigo, que nunca estará”. No sé porque pero eso sucede, y mi buen amigo, que no puede estar, que nunca estará, me regala el vacío del que me habló un día, el vacío que llena mis días, los sostiene y trae fuerza, no para atravesar una comida, no, fuerza para caminar la Vida.

    La vejez, el Mar, la niñez, un amigo...todo está conmigo, también la melancolía, el Sol, el cansancio....ahora es este el que poderosamente me llama al sueño donde quizá todo ES.

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